jueves, 11 de marzo de 2010


- El octavo y último cigarrillo de tu atado muere en ese cenicero en el que se ahogan miles de dudas. Se hacen las 5 de la madrugada en tu reloj de mesita y el mismo nombre sigue zumbando dentro de tu cabeza. La situación se resolvería de manera muy rápida si dejaras de negar lo obvio. Por mucho que trates de ocultar tus sentimientos, hay cosas que no se pueden controlar. Si no sale hoy a la luz, mañana quizá lo haga. Así que el consejo que te brinda éste humilde servidor que vive dentro de vos, y al que pocas veces escuchas, es que dejes de negar la felicidad que te provoca tenerlo cerca. Sé que pocas veces la gente hace lo que nosotros le decimos, y por eso les va a tan mal. Porque nada mejor que actuar guiado por el corazón, deberían aprenderlo. No existe consejero más sabio que nosotros, que somos los que guardamos todos y cada uno de los sentimientos que ustedes experimentan. Haceme caso, que si hablo es porque sé lo que digo.

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